Obtienen un plástico biodegradable, comestible, antimicrobiano y más resistente que el convencional

Obtienen un plástico biodegradable, comestible, antimicrobiano y más resistente que el convencional

El desechado de envases de alimentos constituye uno de los grandes problemas ambientales de la actualidad. En el planeta se producen anualmente más de 350 millones de toneladas de plásticos, y se estima que el 85 por ciento de la basura presente en los océanos corresponda a este material. Brasil ocupa el cuarto lugar en el ranking mundial, con una producción de aproximadamente 11 millones de toneladas anuales. Y todo esto con el agravante de que la mayoría de los envases plásticos se fabrican con base en fuentes no renovables como el petróleo.Por este motivo, se encuentra en curso actualmente un gran esfuerzo de investigación con miras a disminuir el uso de recursos fósiles en la producción de plásticos, y para desarrollar materiales destinados a la fabricación de envases biodegradables que eviten al mismo tiempo la contaminación con microorganismos y prolonguen la vida útil de los alimentos, reduciendo así las pérdidas.

Un estudio realizado por el Grupo de Compuestos y Nanocompuestos Híbridos (GCNH) del Departamento de Física y Química de la Universidade Estadual Paulista (Unesp), en su campus de la localidad de Ilha Solteira, en Brasil, ha realizado un importante aporte en tal sentido. Este trabajo contó con el apoyo de la FAPESP y sus resultados se publicaron en la revista Polymers.

Para fabricar su “bioplástico” –o “plástico verde”, como también se lo denomina–, el grupo utilizó como materia prima principal la gelatina incolora tipo B, extraída del tuétano de vaca y fácilmente hallable en supermercados y otros establecimientos comerciales.

“La gelatina fue uno de los primeros materiales utilizados en la producción de biopolímeros y sigue empleándosela mucho debido a su abundancia, su bajo costo y sus excelentes propiedades para la formación de películas”, dice la química Márcia Regina de Moura Aouada, docente de la Facultad de Ingeniería de Ilha Solteira (Feis-Unesp) y coordinadora del estudio.

“Sin embargo, los envases elaborados a base de biopolímeros suelen exhibir características que deben mejorarse para volverse equiparables a los fabricados a base de derivados de petróleo. Esto es especialmente importante en lo concerniente a las propiedades mecánicas y de barrera a los vapores. Por este motivo, le agregamos a la gelatina la arcilla cloisita Na+”, comenta la investigadora.

Con el agregado de esta arcilla, se obtuvo una película más homogénea, capaz de soportar en promedio tracciones del orden de los 70 megapascales (70 MPa). En los plásticos convencionales a base de polietileno, la resistencia a la tracción suele variar entre los 20 MPa y los 30 MPa, menos de la mitad de la que se alcanza con el bioplástico.

“Además de la arcilla, le añadimos a la mezcla también una nanoemulsión de aceite esencial de pimienta negra. El objetivo en este caso consistió en obtener un envase comestible más atractivo en términos de sabor y aroma. Y que además pudiera extender la vida útil del alimento envasado mediante el agregado de componentes antimicrobianos y antioxidantes a la matriz polimérica”, afirma De Moura Aouada.

Cabe remarcar que el bioplástico en cuestión fue proyectado para envasar la carne bovina en forma de hamburguesas, un alimento bastante susceptible a la contaminación microbiana y que presenta un olor muy acentuado. Pero el principio general de añadirle arcilla y nanoemulsiones de aceites esenciales a la matriz de gelatina puede extenderse y se extenderá a otros tipos de alimentos, con variaciones caso a caso del tipo de aceite esencial y de la proporción aplicada.

“La salida de este tipo de envases al mercado podrá generar una disminución significativa de la utilización de envases a base de polímeros no biodegradables, evitando así la acumulación de residuos sólidos. Asimismo, el bioplástico incrementará la seguridad de los alimentos envasados en lo referente a la contaminación con patógenos, con la consiguiente reducción de pérdidas”, comenta la investigadora.

Las líneas de investigación desarrolladas en el GCNH-Unesp se basan en el concepto de “economía circular”, que transforma residuos en recursos. Los líderes del grupo son Fauze Aouada y Márcia Aouada, docentes acreditados en el programa de Posgrado en Ciencia de Materiales (PPGCM) de la Unesp.

“Nuestras propuestas se encuadran en los Objetivos de Desarrollo Sostenible [ODS] postulados por la Organización de las Naciones Unidas [ONU] para mitigar la pobreza, favorecer la sostenibilidad económica del planeta y asegurar la paz y la prosperidad de la población mundial”, enfatiza Márcia Aouada.

Aparte del bioplástico mencionado, el grupo produce apósitos a base de celulosa bacteriana. Y envases comestibles con nanoestructuras derivadas de puré de col, puré de cacao, puré de copuazú (Theobroma grandiflorum), extracto de camu-camu (Myrciaria dubia, una fruta de la familia de las mirtáceas) y nanoemulsiones con potencial de aplicación en las industrias de alimentos, fármacos y cosméticos.

La investigación cuenta con el apoyo de la FAPESP mediante una Ayuda Regular de Investigación y también a través del Centro de Desarrollo de Materiales Funcionales (CDMF), un Centro de Investigación, Innovación y Difusión (CEPID) con sede en la Universidad Federal de São Carlos (UFSCar).

Este trabajo se lleva adelante en red, con aportes de varios investigadores que estudian el tema. El artículo que se menciona en este reportaje lleva también la firma de Tascila Saranti, magíster por el PPGCM-Unesp; Pamela Melo, doctora por el PPGCM-Unesp y actualmente posdoctoranda en el grupo GCNH-Unesp; Miguel Cerqueira, investigador en el International Iberian Nanotechnology Laboratory, en Portugal, y Fauze Aouada.

Fuente: Agencia Iberoamericana para la Difusión de la Ciencia y Tecnología
dicyt.com

TIPA anuncia una nueva película de barrera compostable con propiedades sellantes y anticorrosivas

TIPA anuncia una nueva película de barrera compostable con propiedades sellantes y anticorrosivas

La empresa afirma que su película, anunciada en la London Packaging Week, combatirá las 290.000 toneladas de residuos de envases de plástico que se generan en el Reino Unido cada año, según estimaciones de WRAP . Se dice que solo el seis por ciento de esa cifra se recicla y el resto se envía al vertedero.

Dado que Gran Bretaña supuestamente consume seis mil millones de paquetes de papas fritas y otros bocadillos salados por año, se cree que poner en circulación envases compostables reducirá los niveles de desperdicio sin poner en peligro la demanda de los productos .

TIPA también sugiere que su nuevo diseño puede resistir las propiedades corrosivas de la sal y el aceite de las papas fritas y las nueces que empaqueta, un factor que se dice que faltaba en diseños similares en el pasado. Combinada con la alta barrera, se cree que esta propiedad da como resultado un empaque más delgado, lo que reduce el desperdicio.

“TIPA se esfuerza por permanecer siempre a la vanguardia del desarrollo de tecnología innovadora y respetuosa con el planeta”, dijo el Dr. Eli Lancry, director de tecnología de TIPA. “Estamos orgullosos de lanzar una película que funciona como el plástico tradicional con una barrera extremadamente alta, ofreciendo a los clientes comodidad y seguridad de que la calidad de su producto estará protegida.

“Este es solo uno de los muchos productos novedosos que tenemos y produciremos en nuestro centro de I+D”.

En un proyecto similar, TIPA se asoció recientemente con Aquapak , utilizando su tecnología de polímeros solubles en agua para trabajar en películas compostables libres de PVDC y de alta barrera.

G. Mondini ha realizado pruebas recientemente para revestir sus soluciones de envasado para productos alimenticios húmedos, refrigerados, congelados y frescos con películas de TIPA.

Tip de Packaging: Reciclaje de aluminio

Tip de Packaging: Reciclaje de aluminio

El aluminio es 100% reciclable y además no pierde ninguna de sus propiedades, por lo que su reutilización es indefinida. De esta forma, el aluminio que se extrajo para hacer una lata de bebida hace 50 años, sigue estando en las latas de bebidas de hoy, por eso es tan importante recuperar este material y evitar a toda costa que vaya a parar a los rellenos sanitarios, en donde se pierde.

El proceso de reciclaje del aluminio requiere de un horno capaz de fundir el metal, para luego pasar por un proceso de laminación, extrusión, vaciado (piezas fundidas en moldes) y trefilado, dependiendo del producto que se quiera fabricar.

La etapa previa a la fundición consiste en la separación de los distintos tipos de aluminios (distintas aleaciones), las cuales deben limpiarse de excesos de contaminantes como tierra, plásticos, y otros metales como fierro, antes de ser compactados en altas densidades para luego entrar al proceso de fundición. La energía necesaria para reciclar el aluminio es apenas un 5% de la energía necesaria para extraerlo de la tierra donde se encuentra como mineral.

La apuesta por las latas de aluminio se ha incrementado significativamente durante los últimos años y es el envase de bebida que más se recicla en todo el mundo, lo que sólo es posible si estas se recogen y se vuelven a introducir en el circuito de reciclaje. Si te aseguras de que tu lata acabe en un contenedor de reciclaje estarás contribuyendo a mantener limpios nuestros paisajes, a aumentar las tasas de reciclaje y a reducir el consumo de energía y el agotamiento de los recursos naturales.

Los envases de aluminio, en general, son fáciles de manipular, livianos, ocupa poco espacio en los refrigeradores, su contenido se enfría muy rápido, tiene la cantidad exacta para un consumo individual, es un envase moderno y fácil de abrir.

Algunos de los productos que pueden fabricarse a partir de aluminio reciclado son: latas de bebida y cerveza, aerosoles, en la industria vitivinícola, para los silos donde madura el vino y para la fabricación de las nuevas tapas de vino.

En el caso de las latas de aluminio, estas son fabricadas a partir de bobinas (rollos) de materia prima aluminio, que tiene aproximadamente un 50% de material reciclado, es decir, proveniente de latas usadas, recopiladas, compactadas y fundidas para fabricar nuevas bobinas de aluminio.

El país con mayor porcentaje de reciclaje de latas en el mercado es Brasil con un 98%, esto quiere decir que el 98% de las latas que se venden en el mercado vuelven a fundirse y se fabrican nuevas. Chile por su parte, tiene un porcentaje de reciclaje de este tipo de envases de un 45%, sin embargo es un dato estimado pues no hay una medición oficial al respecto.

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